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No entro a comentar desde un punto de vista lingüístico, la polémica reforma ortográfica aprobada por la Sección Filológica del Instituto de Estudios Digitales, pero sí que creo que hay que hacer una pequeña reflexión sobre la implicación tecnológica y social que esta reforma provoca.

De hecho este artículo viene a raíz de otro de muy acertado publicado en Vilaweb a principios de noviembre 2016: «Una reforma ortogràfica impròpia de l’era digital«, porque precisamente da en la diana: Cuánto tardarán los correctores ortográficos y gramaticales de LibreOffice, Openoffice.org, o Microsoft Word a actualizarse? Y los correctores en linea como por ejemplo LanguageTool que se ofrecen a través de webs como Softcatalà? Cuánto tardarán en adaptarse los correctores que usamos dentro de nuestros programas de correo electrónico y nuestros navegadores?

Però de cara als que fem generació de continguts ens posa en un problema: un de cada tres mots d’un text en català és un homògraf: té més d’una anàlisi, i s’ha de triar el correcte. L’accent diacrític ens permetia no només triar la correcta sinó resoldre senzillament la comprensió lectora. A més, quin és ara el criteri ortogràfic a emprar: l’antic o l’actual? Cal informar el client i fer que decideixi sobre quelcom que no entra dins l’esfera dels seus problemes habituals o de les decisions que ha de prendre? Qui li posa l’esquella al gat? El que genera els continguts o el client? El fet és que entre que els usuaris finals són els més reticents a la reforma i que es desconeix quan els correctors l’adoptaran, fa pensar que probablement passarà força temps fins que es produeixi el seu consens d’ús.

Pero caras a los que generamos contenidos profesionalmente, nos pone en un problema: uno de cada tres palabras de un texto en catalán es un homógrafo: tiene más de un análisis, y se tiene que elegir el correcto. El acento diacrítico nos permitía no sólo elegir el correcto sino resolver sencillamente la comprensión lectora. Entonces, cuál es ahora el criterio ortográfico a emplear: el antiguo o el actual? ¿Hay que informar al cliente y hacer que decida sobre algo que no entra dentro de la esfera de sus problemas habituales o de las decisiones que tiene que tomar? ¿Quien ataca la decisión, el que genera los contenidos o el cliente? El hecho es que entre que los usuarios finales son los más reticentes a la reforma y que se desconoce cuando los correctores la adoptarán, hace pensar que probablemente pasará bastante tiempo hasta que se produzca su consenso de uso.

La anécdota viene de la mano de Google Translator dónde a pesar de que no es ningún corrector sino un traductor, es el primero que ya reconoce el significado de las palabras que antes traían acento diacrítico. Prueba con la frase «soc jo qui dona les gràcies» escrito en el actual catalán correcto.

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